La presente obra -en papel ilustración e impresa en colores- fue editada en el año 2005

6.3 Barrio La Loma


Ubicación
Abarca el área delimitada por De la Guitarra, Martín Fierro, De la Coyunda y Segundo Sombra y se corresponde con la extensión de campo que perteneciera a la familia Demarchi, descendientes de Clara Leloir y Alfredo Demarchi Quiroga. Al oeste se encuentran los barrios Santa Cecilia y Villa Vitacal y hacia el sur El Jagüel; al este Parque Leloir. La calle De la Guitarra es la continuación de Brandsen y antiguamente era uno de los caminos de acceso al río, aunque de tierra.

Primeros propietarios
La familia Manrique aparece desde los planos más antiguos que hemos presentado al comienzo de esta obra. Por las investigaciones del Dr. Villegas sabemos que para 1900 César Antonio Leloir había comprado varias “chacras”, como se las llamaba; lo cierto es que en la década de 1940 aparece en los planos la zona mencionada más arriba como perteneciente a Luis Demarchi la mitad sur y a “J.A.S. Demarchi”  la mitad norte, hijos de Leonardo Demarchi, tercero de los hijos de Clara Leloir.

Década del 40
Martín Fierro era por entonces Julio A. Roca, nombre que también se le dio al puente construido en 1937. En 1945 o 1946 un conocido empresario fabricante de mosaicos adquiere 9 manzanas entre las actuales Martín Fierro, De la Huella, De la Coyunda y De las Montoneras; en 1946, otra porción igual ubicada a continuación, es decir, desde Las Montoneras hasta Segundo Sombra, se pone a la venta, pero parcelada en lotes de reducidas dimensiones.
En 1939 llegaron a establecerse en la zona los hermanos Zelfo y Zelindo Andreoli, con sus respectivas familias. Arrendaban a Luis Demarchi 20 has para la producción de hortalizas y ocupaban una casa que se encuentra todavía en la calle Del Lazo. Cuando se produce el loteo de 1946 compran en La Yerra y Segundo Sombra. Sus descendientes siguen arraigados en la zona: Marcos y Avelia, hijos de Zelfo, son reconocidos comerciantes y protagonistas del desarrollo del lugar.

Certificado de trabajo con el membrete de la fábrica de Puloil, propietaria del vivero El Pinar. (gentileza Magdalena González).


En 1945 llegó desde Chivilcoy don Pedro González con su esposa y tres hijos. Se empleó en el vivero El Pinar de Cauchaner y se asentó primero en la ribera del río. En 1947 el vivero cerró. Don Pedro adquirió entonces uno de los lotes ya mencionados, en la calle De las Caronas. Su hija Magdalena, Tota, para el vecindario, trabajó de jovencita en la fábrica de tapitas de Puloil, en el contiguo predio, de Villa Vitacal. Más tarde se convirtió en la primera peluquera del barrio. Sigue residiendo allí con sus descendientes. Cuenta que cuando Cauchaner cerró el vivero creó un establecimiento con el modelo de los kibutz israelíes, para entrenar en la organización comunitaria a jóvenes que emigrarían luego a Israel. Hablamos de la época en que era de reciente creación el estado judío.
Otros vecinos de Puente Roca también nos habían mencionado vagamente su existencia; no podían dar precisiones por desconocer el tema. Tota González vivía en el lugar con su familia, por lo que lo recuerda con claridad.
Curiosidades, cosas  insólitas que se pierden en la bruma del tiempo si no escuchamos a los memoriosos que las traen al presente para formar así parte de la historia… Por esos años Francisco y Juan Puiatti y un socio Brisotto, explotaban un horno de ladrillos en ele ángulo de La Coyunda y Martín Fierro, arrendatarios de Demarchi primero y de Saponara después. “Recuerdo que cuando compramos acá hubo que rellenar bastante y nivelar, como había estado el horno faltaba mucha tierra, estaba muy bajo”. (testimonio de Piero Intani)

La Villa San José o Quinta Saponara
En un párrafo anterior hemos mencionado a un fabricante de mosaicos: se trataba de don José Saponara, inmigrante italiano que edificó una casa y una capilla. “En 1948 mi padre, Salvador Lavorato, que había llegado al país desde Italia tras un hermano, consigue ubicarse en la Villa San José. Saponara lo ayuda a traer a la familia, para trabajar una quinta de verduras. Así fue como nos establecimos acá, en una casa muy precaria. Fue muy duro acostumbrarnos, si bien habíamos pasado una guerra, al vivir en un pueblo estábamos rodeados de familia, vecinos y amigos. Acá era la desolación. Pero salimos adelante, poco a poco nos fuimos adaptando…”
“Saponara no tuvo hijos,  así que lo que restaba de la propiedad por los años 70 se lo dejó a un sobrino, con los consiguientes problemas con el resto. Don José había ido vendiendo lotes a empleados, colaboradores y conocidos, para promover la edificación de buenas viviendas a su alrededor”. De hecho, ésta es la parte mejor del barrio La Loma en cuanto a forestación y edificación.
“La casa principal todavía existe, no hace mucho se vendió de nuevo, pero no conozco a los nuevos dueños. Me han dicho que la capilla familiar la usan como depósito… allí iban a misa los vecinos del lugar”.
“En 1955 mi papá  edificó su casa propia en un terreno de la subdivisión de Saponara, así que siempre estuvimos aquí, cuando me casé me instalé también acá” (testimonios de María Lavorato de Intani).
Escasos eran entonces los habitantes y un paisaje rural se extendía ante la vista: “Recuerdo que cuando me puse de novio con María Lavorato, yo vivía con mi familia en lo que ahora es El Jagüel. Venía en bicicleta a campo traviesa hasta Martín Fierro y ella me veía desde que salía hasta que llegaba de regreso; imagínese el descampado, había vacas, caballos, ovejas…” (testimonio de Piero Intani).

Década del 50
Con los últimos testimonioos transcriptos ya nos encontramos en los años 50 y otros apellidos son recordados por estos vecinos memorios: Cabo, Ansin, Traverso, Puiatti, Ciancio, Ríos, Ressola. Había mucho campo y poca gente que se dedicaba a huertas, tambos, criaderos de pollos, hasta uno de nutrias, todo en pequeña escala.
En 1952 se estrena la nomenclatura que La Loma comparte con Santa Cecilia y Villa Vitacal. Referida a escritores, músicos y payadores: F. García Lorca, Lucio V. Mansilla, Hilario Ascasubi, Andrés Chazarreta, Pérez Cardoso, José Betinoti y Martín Castro, gran amigo de Albistur. Danzas: De la Huella, personajes históricos y literarios: Facundo, Martín Fierro, Segundo Sombra, Tabaré, Santos Vega, Gauchos de Güemes, De las Montoneras, Los Ranqueles. Objetos, usos y costumbres:  De la Guitarra, De la Coyunda, Del Lazo, De las Caronas, De las Boleadoras, De la Yerra, Del Cojinillo (hoy Máximo Aguirre) y De la Tradición. Otras: Bella Vista, Bermejo, 3 de Octubre, 10 de noviembre y M. M. de Herrera.
La calle De las Montoneras (en alusión a los guerrilleros de Güemes) en la época del proceso militar volvió a su denominación anterior de Thames (congresista de Tucumán) y  en 1996 a la Del Cojinillo se la cambió rindiendo homenaje al escritor y tradicionalista Máximo Aguirre.
Muchos vecinos recuerdan que para las fiestas Don José Saponara invitaba a los pobladores a su casa y se hacían grandes bailes, se adornaba y se iluminaba la quinta. Hasta que en una ocasión un grupo de inadaptados produjo desmanes y se acabaron los festejos y la hospitalidad de Saponara. Nostalgias que ponen un temblor de emoción en la voz de la vieja gente del barrio.

Década del 60
Saponara donó un terreno en la esquina de De la Tradición y De la Huella y construyó allí una pequeña iglesia para la comunidad. Su primer párroco fue el padre José Tomás. Esto fue en 1960 y el templo se llamó San José de la Montaña. Su aspecto actual no es el original, pues al ampliarla se desvirtuó su estilo que recordaba las iglesitas alpinas, totalmente blanca. Parecía escapada de una postal, lamentablemente no se han conservado fotos de ella, aunque se mantuvo así hasta mediados de la década del 90.

La iglesia San José de la Montaña como se encuentra actualmente.


Saponara había donado también otra fracción para levantar una sala de primeros auxilios, pero por los tejes y manejes de algún pícaro el terreno terminó en manos de un particular y no hubo sala.


Vista de La Strega (La bruja) donde vivía Libertad Leblanc.

Casa de estilo colonial pero de construcción reciente.

El desarrollo era muy lento; en el área este-noroeste, contigua al Parque Leloir se edifican casas de verano o en parcelas más o menos amplias, muchos artistas tenían su residencia de fin de semana. Libertad María de los Angeles Vichich, primera reina de belleza de Moreno en 1955, que alcanzó la fama como Libertad Leblanc tenía la quinta La Strega que todavía existe; también estaba Francisco de Paula en García Lorca y De las Montoneras, casa que fue luego de la actriz y directora teatral Nora Massi.

El barrio hoy
Puede decirse que en la década del 80 comienza un poblamiento más acelerado de este barrio. Su nombre es bastante reciente y se debe a la existencia de la Sociedad de Fomento, pero nos imaginamos que La Loma tiene su razón de ser en una característica geográfica, ya que es una zona más alta que la cercana al río. Este conglomerado suburbano, como tantos, se ha desarrollado sin ningún plan ordenador, no hay por ejemplo espacios públicos. 

Curioso remate de una casa en la calle García Lorca, llamada en el barrio "el castillito de Rabadé".
Antigua casona en la calle Del Lazo, cuyas características nos remontan a los primeros años de 1900: fachada este, ala norte y entrada del galpón, hoy garaje del lado sur. Restaurada y refaccionada tiene además un entorno verde importante.




El entonces Municipio de Morón no hizo reservar una manzana para una plaza, lo que muestra la desidia de los gobernantes, que son quienes deben planificar urbanísticamente. El barrio tiene un fuerte contraste entre el sector este y el oeste. Hay pocos asfaltos entre Martín Fierro y Del Lazo, que son las dos arterias con sector comercial. Se considera a Segundo Sombra el límite; en la realidad las fronteras son siempre difusas. Entre esa calle y Martín Castro hay una franja del Barrio Santa Cecilia que conserva grandes predios, pues era el casco de la vecina Villa Vitacal.



Dos vistas actuales de la quinta "La Mama" en la calle Martín Castro. Construida a fines de la década del 40. Foto gentileza Gabriela Urrea, 1999

Sobre la calle Santos Vega existe aun la hermosa casona estilo colonial que fuera la Quinta Sagazola, perteneciente a los dueños de una famosa curtiembre que producía muy finos cueros. Con los años pasó a ser del músico Osvaldo Pugliese. Actualmente se llama Villa Tonio y lamentablemente no pudimos obtener autorización para fotografiarla, viéndonos privados de un valioso documento gráfico para la memoria de nuestro pueblo.

Agradecimientos: Marcos y Avelia Andreoli, Tota González, María y Piero Intani, Luis Puiatti (h), Gladys de Brisotto, Daniel Iñigo y Gabriela Urrea.